2020-06-1119940120-341Xhttp://hdl.handle.net/10784/16531Un día de Octubre de 1992 los atónitos televidentes colombianos observaron a un melenudo personaje con pinta de hippie de los años setenta pasar al podio del Premio Nacional de la Calidad. Sus compañeros de premiación, presidentes de grandes empresas nacionales y multinacionales, no podían creer que el Ministerio de Desarrollo lo hubiera escogido para pronunciar en su nombre el discurso ante el Presidente de la República y la audiencia nacional Nos ha tocado la suerte de vivir en un país donde siempre hay lugar para la esperanza. Un país que despierta hacia un futuro promisorio y un nuevo amanecer, en el cual la tecnología se pone al servicio de la sociedad para hacerla crecer y no para subyugar. Puedo decir, sin temor a equivocarme, que las empresas aquí reunidas son dignas representantes, adalides tal vez, de esa auténtica fe en el futuro de Colombia.application/pdfspaCopyright © 1994 Enrique OgliastriPedro y Gloriaarticleinfo:eu-repo/semantics/openAccessPremio nacional de la calidadCalidad totalEmpresas en ColombiaAcceso abierto2020-06-11Ogliastri, Enrique